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Antes de la carretera, los vetustos coches de antaño: tío Valentín, Bartolo, Julián Preciados…algún otro “choffeur” se me queda en el tintero. Con la carretera ya, Esteban, un garrovillano cuyo nombre olvido, y Tomás Gutié- rrez. Tomás fue un personaje célebre en la comarca, en Cáceres y por donde quiera que fuese.

Hoy la carretera comarcal EX -372 es una distancia casi recta de trece kilóme- tros que hemos recorrido incluso corriendo, en aquellas pruebas de atletis- mo, que nos divirtieron en la década de los ochenta, y que celebrábamos en las vísperas de la Virgen de Agosto. Tal vez sean sólo cosa del recuerdo.

Portezuelo (puerto pequeño) está en el espigón serrano que viene desde Villuercas y avanza en diagonal sureste – noroeste por la provincia. Sube por los Arenales, el Arenalejo, se quiebra por el cauce de la Fresneda, sigue Arenas arriba hasta la Garrapata, las Cortes y la Sierra Malcata, por ahí por Valverde del Fresno y Penamacor.

La calzada romana que llamamos hoy Vía de la Plata llega a Alconétar (Turmu- lus) y desde allí hacia Cañaveral y el Puerto de los Castaños; pero de Alconé- tar salía un ramal hacia el noroeste, la Vía de la Dalmacia, que pasaba y pasa por Portezuelo, luego Torrejoncillo y Coria hacia arriba.

Portezuelo forma parte de nuestra vida, de la vida de los acehucheños, como quiera que se mire. No viene al caso enumerar ahora las razones de nuestra relación con el pueblito vecino, obviamente. Pero vayamos hacia poniente. Una recta nos lleva a las primeras curvas de la Sierra. A la izquierda Rehana, la gran finca de Don Antonio Mijares (hoy de sus herederos, claro): monte prieto, espesinales, barzal,…caza, monterías, carriles por los linderos y aquellas liebres nocturnas de antaño. Aquí, enseguida, el Patudo de Vidarte, privilegiado otero con casa que mira hacia el inmenso llano meridiano de la cuenca del Tajo. Al fondo, más allá de las tierras garrovillanas, la llanura cacereña, y más al fondo, la Montaña de Cáceres, la Sierra de la Mosca.(Continuará).


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Un comentario

  1. Esta vez sí que «me has dao» Salvatore.
    Por lo de mi abuelo «po po», por lo de las carreras de verano, por lo de las liebres…
    … y porque, para algunos, como yo, sigue siendo, desde Portezuelo, el «camino» de Acehúche.
    ¡Feliz Año Nuevo!

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