El libro (Tundra Ediciones), que se suma al mas de un centenar escritos por el autor, está dedicado a «pensamientos poéticos inspirados por la naturaleza» y recopila 400 de los más de 20.000 aforismos que Araújo calcula haber escrito desde que empezó a hacerlo hace más de 25 años, según ha explicado a Efeverde.
Los naturismos de Araújo guardan una diferencia con los aforismos convencionales y ésta es «su mayor dedicación al medio ambiente» que es, precisamente -detalla-, de donde surge la nueva palabra: «de la unión entre naturaleza y aforismo».
La estrecha conexión con la naturaleza que ha inspirado los versos del libro también le ha llevado a definirse en la biografía que abre el mismo como «campesino» por delante de escritor o periodista.
«Paso mucho tiempo en el campo: no cultivo por necesidad sino por auténtica devoción», asegura antes de recalcar que, aunque podría presumir de los premios que le han dado o los libros que ha escrito, prefiere hacerlo de que sabe cultivar la tierra.
Los temas tratados en el libro son variados y albergan desde conceptos de sencilla vinculación con la naturaleza, como los dedicados al agua, al bosque, a la dehesa o al aire, hasta algunos menos obvios como la compasión o la fugacidad.
En el caso de la compasión, Araújo ha aseverado que «la reciprocidad es la compasión bien entendida: yo te proporciono esto y tú me proporcionas aquello», y que la naturaleza tiene «mil casos más de cooperación que de competitividad».
El libro también tiene un trasfondo de denuncia, como la que realiza en el capítulo dedicado a la cultura rural -de la que el autor opina que está «tan damnificada o más que el medio ambiente»-, en el que ha querido «denunciar los desprecios o injusticias del medio rural», así como defender un modo de estar en el mundo «consiguiendo tus alimentos, cuidando a los animales y las destrezas manuales, ya que, a día de hoy, la gente no sabe hacer casi nada».
También tiene su espacio el consumismo, que Araújo define como «un monstruo» y al que le dedica frases como ‘el consumismo roba (…) a la vivacidad, a la transparencia, a la ternura y sobre todo al futuro’.
Además, el autor dedica unas páginas a hablar sobre la condición femenina y la mujer, tema que considera vinculado al pensamiento ecológico.
En ese capítulo, hace un homenaje al feminismo bien entendido, que considera «inseparable de la naturaleza».
El escritor asegura tener muchos aforismos favoritos, pero se queda con este: ‘los caminos llevan a los hombres y se llevan a la naturaleza’, una crítica a la «hiperestructuración» y a la creciente creación de infraestructuras en los paisajes, que tiene como consecuencia que «lo que nos lleva a nosotros se lleva al resto de los vivientes».
Por último, Araújo ha recordado que un aforismo es como un relámpago al que hay que tratar con «cierta precaución y delicadeza» y ha recomendado la lectura de los naturismos «de poco en poco» y más de una vez, para «tener la oportunidad de digerirlos».
