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La política franquista aplicada después de la guerra civil trajo consigo que millones de trabajadores del campo se vieran obligados a abandonar las desprotegidas zonas rurales del sur (Extremadura, Andalucía, Castilla la Nueva menos Madrid y Murcia) en una diáspora indecorosa hacia las tierras norteñas de Cataluña y el País Vasco. Allí el régimen invertía dinero público a manos llenas para desarrollar esas regiones, con la ingenua y a la postre inútil intención de acallar posibles movimientos nacionalistas o separatistas en ambos territorios.

 

La emigración se realizaba en unas condiciones tan lastimosas que el tren que unía Almería con Barcelona era conocido desde antiguo como “el transmiseriano”. Miles y miles de españoles con una maleta de cartón y una mano delante y otra detrás partían hacia las regiones privilegiadas por Franco para servir como fuerza de trabajo barata en la industrialización de aquellas zonas. Posteriormente trasladarían a sus familias para instalase allí definitivamente.

 

El actual alcalde de Blanes una bella ciudad de la Costa Brava, un tal Lupiáñez, fue uno de aquellos emigrantes que junto a su familia hubo de abandonar las fragosas e impresionantes sierras andaluzas de la Alpujarra en busca de un mejor futuro en tierras catalanas. No había vuelta de hoja. Si permanecían en Andalucía lo más probable es que hubieran pasado estrecheces sin cuento. Era la cruel salida que el dictador y su administración ofrecían a los habitantes de las empobrecidas y casi siempre resignadas regiones del sur: irse.

 

Pero Franco y sus adláteres no supieron calibrar que los nacionalistas e independentistas catalanes, traidores siempre, seguirían bajo cuerda con su labor de zapa y de conversión a sus ideas de aquellos niños y jóvenes que se vieron obligados un día a abandonar sus tierras de nacimiento para recalar en Cataluña.

 

Desde comienzos de los años 70 el nacionalismo y el independentismo catalanes empezaron a desenvolver su labor de prostitución de la historia y de adoctrinamiento de toda esta población de aluvión para convertirlos a sus tesis.

 

Así fueron aleccionados cientos de miles de niños y jóvenes de modo que una buena parte de ellos se convirtieron a la causa catalanista y fijaron en sus cerebros las ideas que les inculcaron, de modo que se transformaron en conversos del independentismo de los “Països Catalans” y en encarnizados enemigos de España. Sus cerebros adolescentes machacados durante años no resistieron el embate.

 

Como suele ocurrir los conversos a la nueva ideología tratan de mostrarse como los más acérrimos defensores de la misma y para demostrarlo llegan a límites increíbles de verborrea y facundia como a los que ha llegado el señor Lupiáñez, actual alcalde de Blanes por el PSC.

 

Este ciudadano que al parecer ha estudiado Derecho, da la impresión de que la Universidad no ha dejado en él su impronta de cultura, de raciocinio y de sabiduría.

 

En su deriva de converso al separatismo catalán ha sentenciado que Cataluña es como Dinamarca y que el resto de España es similar al Magreb para tratar de justificar el referendum secesionista. Y que esas diferencias son las que justifican que Cataluña quiera independizarse de España.

 

Cataluña no es ya la región más próspera del Estado Español y está lejos de parecerse a Dinamarca. La han sobrepasado otras comunidades autónomas que están superando sus índices de bienestar y de renta. Por otra parte sus políticos son el centro de una corrupción sistémica y a la par han generado una deuda pública insostenible. Para escamotear la situación llaman a la secesión tratando de justificar su postura con el mantra repetido hasta la saciedad: España nos roba.  ¡Con lo que se han aprovechado ellos del resto de la nación¡ Entre otras cosas de todo ese volumen de población que se vio obligada a emigrar allí porque al dictador se le ocurrió la malhadada idea de privilegiar esta región sobre otras que tenían igual derecho a verse beneficiadas.

 

Comparar a España con el Magreb como hace el edil de Blanes es indicativo de dos cosas: o que este ciudadano no conoce el Magreb y su situación actual ni por el forro, o que si es consciente de ella trata de engañar a los ciudadanos al equiparar dos áreas que no admiten comparación.

 

Y para colmo resulta que es alcalde del PSC. Ya va siendo hora de que el PSOE suelte este pesado lastre que para el partido representa su socio catalán. Los socialistas, que llevan dando tumbos desde el comienzo de la crisis, son el paradigma de una incongruencia manifiesta puesto que defienden una cosa en España y la contraria en Cataluña. Todavía no he visto que hayan desautorizado las manifestaciones del tal Lupiáñez. A ver si lo hacen de una vez.

 


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Un comentario

  1. No se podia esperar otra cosa.
    Decia la zorra cuando la cigüeña le ofreció las uvas de la rama mas alta, no las quiero, no estan maduras, porque la zorra aunque astuta, no alcanzaba a las ricas y jugosas uvas. Eso es lo que os pasa a muchos con Cataluña.

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