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El estudio de Las Humanidades es imprescindible en la Educación

OPINIÓNCULTURAPeriodismo humano
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Recientemente el gran escritor Luis Alberto de Cuenca ha señalado   que  la marginación del estudio de las Humanidades, que se está produciendo en la educación nacional  supone un retroceso en la preparación de los estudiantes.

Hay una frase muy conocida de  Ramón y Cajal  que se coloca con una fotografía del gran médico en la pared de muchas personas ilustres y que dice textualmente “Se ha dicho harta veces que el problema de España es un problema de cultura .Urge, en efecto si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar intensamente  los yermos campos de nuestra tierra y nuestro cerebro” salvando para la posteridad todos los talentos que se pierden por la ignorancia.

Estamos en una época en la que algunos gobernantes intentan  minusvalorar la educación  rechazando  el esfuerzo que exige cuidar el   talento, y hay que intentar que no perjudique ninguna  decisión  a las clases más vulnerables. Aquellos que tienen medios económicos ya procurarán elevar su nivel con profesores preparados.

Hay que recordar que durante años todos los alumnos que cursaron la enseñanza media, el antiguo bachillerato, estudiaban asignaturas interesantes : literatura, historia, matemáticas  física y química  y otras tan  decisivas como filosofía  profundizando en las tesis de grandes pensadores, desde los presocráticos hasta los actuales autores más prestigiosos, preparando la mente con un ejercicio intenso.

Parece que  actualmente se   considera un avance   eliminar el estudio de filosofía de las materias de la enseñanza media.  De Cuenca, el extraordinario escritor, ha defendido con claridad  que rechazar el estudio de las Humanidades conduce a  desconocer las teorías   de  grandes personajes  que han publicado ensayos de alto nivel entre otros al profesor  Isaiah Berlín, un genio de la Universidad de Oxford que dedicó su vida a esta materia. Su historia es ejemplar. Había nacido en Letonia,    hijo de un matrimonio judío que tuvo que emigrar cuando el soviet  persiguió a los que profesaban su religión y su   padre decidió irse  a vivir a Londres con su familia cuando Isaiah tenía solo 12 años y no tardó en convertirse en un aventajado alumno de un colegio cristiano que no excluía a ningún estudiante por su raza. Ha escrito multitud de obras dedicando su tiempo al  estudio de la libertad del ser humano  con la advertencia  del peligro de las falsas utopías, las promesas de utópicos  vendedores que seducen a los pueblos con la ilusión de procurarles un  mundo feliz.

En  un Ensayo sobre  el Poder de las Ideas,  presenta su posición con magníficos argumentos exponiendo  que no hay  que dejarse dominar  por  ningún ser humano  para no convertirse en  esclavo. Se preguntaba: ¿Por qué alguien debe obedecer a alguien? Y para responder esta cuestión se apoyó  en las  opiniones de varios filósofos; Helvetius,  Kant,  Engels, Hegel, Saint-Simón  y especialmente Rousseau al que combatió  por defender que la persona  es buena por naturaleza  pero la comunidad exige su rendición poniendo unos límites a su libertad.

Todos los dictadores de Occidente han aprovechado esta concepción Roussoniana para ejercer su tiranía, lanzando la idea  de que la persona no puede conducirse por sí misma y por tanto, tiene que ser guiada por una autoridad concreta. Robespierre, Hitler, Mussolini, Stalin y tantos otros cuya lista sería interminable, se apropiaron de este postulado en toda su extensión.

Otros muchos filósofos  han  insistido  en los conceptos  que sirven y ayudan como el  que  mantiene que la libertad no puede entregarse a ningún dirigente. Esto es lo que tienen que valorar los actuales responsables de la educación oficial,  sobre todo  aquellos que  pretenden  marginar o disminuir el estudio de la filosofía en la enseñanza e igualmente otras materias. Hay que conocer  todas las tesis de los autores que han creado un acervo de conocimientos filosóficos. Jurídicos, sociales,  desde Plotino, Platón, Aristóteles, los nominalistas como Guillermo de Ockam,  Descartes, Locke, Adorno. Es imprescindible para elevar el nivel intelectual de los ciudadanos  a no ser que se pretenda deliberadamente conseguir su indigencia mental y poder dominarlos con facilidad.

Es fantástica la obra de  Unamuno titulada Amor y Pedagogía tan estudiada por los docentes que recomienda el amor como principio de la enseñanza y  también es importante  reseñar  el Consejo de Giner de los Ríos presentando “el atropellado vértigo de leyes, decretos y planes de estudio sin advertir que lo esencial es “crear fuerzas vivas en las entrañas del organismo de nuestra enseñanza nacional”. Bella frase con intenso contenido que resulta ejemplar.

 

La autora es Académica correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación


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