El galán de Hollywood por excelencia, George Clooney, es famoso por sus películas pero también por su solidaridad y su buen carácter, que queda demostrado en historias como la que desveló el marido de Cindy Crawford.
La anécdota (que ya quisiera yo vivir una anécdota así) se remonta a hace siete años, en el año 2013. Resulta que, en pleno éxito profesional y con una fortuna económica ya millonaria, George Clooney sintió la llamada de la nostalgia.
Esta nostalgia hizo que llamara a 14 de sus mejores amigos de infancia para invitarles a cenar en su mansión de Los Ángeles. Evidentemente, los amigos no habían tenido ni su suerte, ni su proyección profesional y algunos llevaban vidas de lo más cotidianas.
Para ellos fue una enorme ilusión que el oscarizado artista sacara hueco en su apretada agenda VIP para invitarles a una cena todos juntos y más cuando llevaban años sin verse, desde que eran adolescentes e iban al instituto en Kentucky.
Durante la noche, la confianza de antaño se hizo notar y todos se reían recordando sus anécdotas grupales y también las individuales de George, quien había sido por aquel entonces vendedor de zapatos e incluso albañil de obra.
Pero, cuando habían terminado el postre y ya tomaban el café dando casi por concluida la velada, llegaba la sorpresa final y la conocemos gracias a Rande Gerber, el marido de la top model Cindy Crawford dado que Clooney es demasiado humilde como para contar algo tan personal.
El caso es que el actor se puso serio y les dijo a todos: “Quiero que sepáis que para mí significasteis mucho durante aquellos años. Soy muy afortunado y no es por llegar donde he llegado sino por estar esta noche con vosotros.”
Acto seguido, George les dijo que abrieran un maletín que, al inicio de la noche, había colocado discretamente bajo cada una de las sillas y, cuando lo hicieron, vieron con asombro que los maletines contenían fajos y fajos de billetes de 20 dólares agrupados, que formaban un total de 14 millones, un millón para cada amigo.
En un primer momento y con el shock del descubrimiento, algunos pensaron que se trataba de una broma (que hubiese sido de pésimo gusto) por parte de George Clooney pero él siguió muy serio con su discurso.
“Cada persona atraviesa tiempos duros y algunos de vosotros todavía hoy lo estáis pasando mal. Tenéis preocupaciones como la hipoteca o los pagos para que vuestros hijos tengan lo mejor”. Durante la noche uno de ellos había explicado que iba al trabajo en bicicleta por no tener dinero para un coche, por ejemplo.
Además del enorme regalo que supone un millón de dólares, George añadió a cada maletín los 300.000 dólares que el estado se queda en forma de impuestos de donación y así el artista se aseguraba que el millón fuera limpio para cada uno de sus amigos.
En el caso de Gerber, él intentó rechazar el regalo pero George le dijo que si él lo hacía, ninguno de los otros 13 iba a recibir el maletín y así consiguió que todos se lo llevaran aunque Gerber lo donó a una causa benéfica.
Cuando Rande lo contó a la prensa y los periodistas le preguntaron a Clooney, él, sin entrar en detalles, solo dijo: «De nada sirve tener riqueza material si no se la compartes con la gente que quieres.”
