Quijote donde los haya, un espíritu inquieto y aventurero, que busca y rebusca con el afán de hacerse con la parte del Santo Grial o de la Piedra Filosofal que corresponde a su pueblo. ¡Ay si los campos, las piedras y los más mayores, y también los más pequeños, de Montehermoso, hablaran…! Entrad en su blog y veréis cómo todas sus páginas se impregnan de realismos mágicos. Lo sé muy bien desde que, hace ya la tira de lunas, nos encadenamos en una honda amistad cargada de libertades y de aires libertarios.
Esos realismos mágicos han sido los que han llevado a las profesoras Juani Rivera Garrido, del Departamento de Administración y Gestión, y Blanca Garrido Tello, Jefa de Estudios, ambas montehermoseñas, a tocar la aldaba de la puerta de Juan Jesús e involucrarle en algunas de las tareas programadas. Nuestro amigo no se lo pensó dos voces y no tardamos en verle en el auditorio de Montehermoso, ese pueblo que lleva el título de “Cuna del Tipismo Extremeño” y del que dicen que, en tiempos nebulosos del Medievo, era la aldea de Monte del Cuco. Siempre afanoso y ansioso por divulgar sus investigaciones y por promocionar los valores de su patria chica a los cuatro vientos, a la vez que intenta salvaguardarlos y dinamizarlos, encandiló a los alumnos al hablarles de los valores naturales del entorno, sensibilizándoles ante la problemática medioambiental y promoviendo la utilización sostenible de nuestros recursos. Especial hincapié en aquellos espacios naturales, tan ricos en biodiversidad, del paraje de “Lah Pótrah” (talweg en la Rivera del Bronco) y del Parque Periurbano de Conservación y Ocio “Dehesa Boyal de Montehermoso”.
GORRA DE MONTEHERMOSO
Refieren que han pedido para ella la Medalla de Extremadura. Es todo un símbolo elaborado primorosamente con paja de centeno por atinadas manos artesanas. Sobre esa gorra, que se ha paseado por el mundo entero sobre las cabezas de guapas montehermoseñas, también habló Juan Jesús a los cientos de alumnos y numerosos profesores del mentado instituto a lo largo de tres enjundiosas jornadas. Y disertó, igualmente, con su pasión acostumbrada, sobre el traje tradicional, sobre los Negritos de Montehermoso, sobre otras etnografías y folklores de las que hacen gala los hijos del que algunos llaman “el pueblo de las dos mentiras”, porque afirman falsamente que ni está en un monte ni es hermoso. Pero lo cierto es que un monte no solo es una elevación natural del terreno, sino también un espacio cuajado de frondosos árboles y otras especies arbustivas. Y la Historia, ribeteada de orlas legendarias, nos habla de la antigua aldea que se apiñaba en torno a lo que hoy es el barrio de “El Cahtillu” y que sería el germen de Montehermoso se hallaba, en aquellas nebulosas épocas, rodeada de corpulentas y hermosas encinas, imposibles de abarcar algunos de sus troncos entre tres o cuatro hombres.
Juan Jesús, al que los poderes públicos deberían de nombrar de una vez por todas como gestor cultural y medioambiental de Montehermoso, el que estuvo tantos años al frente de la asociación “Andares”, supo con creces hipnotizar a alumnos y profesores del instituto “Gabriel y Galán”, al que acuden casi 600 muchachos no solo de la referida localidad, sino de tres comarcas del norte cacereño: Valle del Alagón, Sierra de Gata y Tierras de Granadilla. Con toda seguridad, las ardorosas palabras de alguien que vive lo que está relatando calaron en lo más profundo de los oyentes, creando auténtica conciencia ecológica, afianzamiento de las propias raíces y rotunda apuesta por la defensa de las señas de identidad de sus villas y lugares.
