La renuncia de Cayetano Polo a su escaño en la Asamblea de Extremadura y a su Portavocía en la región como líder de Ciudadanos, ha traído serias consecuencias para la formación naranja, que la ha dejado muy tocada en imagen y credibilidad.
Tener a una formación política en sus manos, rodeado de una guardia petroriana fiel, impuesta por él en su mayoría de elementos, conlleva la ventaja de sentirse protegido en todo momento pero también estar en el filo de la navaja porque siempre surgen circunstancias que desvelan la estrategia, en este caso y a la vista está, muy equivocada, que le puede llevar a la retirada, lo que no impide que con dicha retirada el lodo se acreciente después de tanto barro creado y cual alacrán haga su labor de defensa-ataque, conforme a sus intereses.
Este es el caso del, de momento, ex político Cayetano Polo Naharro, Si bien es cierto que cuando accedió a la política siendo un auténtico desconocido, se fue haciendo con un nombre – su labor opositora en el ayuntamiento de Cáceres atisbaba un buen gestor – y también un respeto hasta el punto de afianzarse, así se llegó a divulgar, como candidato a liderar los designios de Extremadura eso sí, en un futuro largo y con el permiso de PSOE y PP, lo cierto es que con el paso del tiempo su carisma y credibilidad se fueron debilitando en los dos estadios posibles, en la opinión pública, como fiel reflejo de una política hierática de Ciudadanos a nivel nacional con repercusión en los lares extremeños, dando bandazos por doquier, y en la Asamblea extremeña con 7 diputados en pura y blanda oposición, hasta el punto de confundir a todos con una errónea estrategia, agudizada al unísono a nivel estatal con la ida de Albert Rivera, más atento al amor que a la política.
Más o menos así se ha querido ir Cayetano Polo, a imagen de su admirado ex jefe. Ha alegado desavenencias con la cúpula central del partido, pero lo cierto es que perdió la confianza de Madrid, por un cúmulo de circunstancias, con el añadido de luchas internas en la formación naranja, que no acaba de despegar en Extremadura en cuanto a afiliados y asentamientos en la dos provincias, por mucho que se presuma de diputados, concejales y alcaldías, por lo que para mucha militancia ha sido una satisfacción a modo de “ ya era hora” que por fin se haya marchado, dice que a seguir su carrera profesional en otros ámbitos. Ya veremos.
Antes de la renuncia de Cayetano Polo, los movimientos internos en Ciudadanos Extremadura eran evidentes y como consecuencia de la misma se han agudizado, de ahí que el esperpento de la estrategia de cuatro diputados regionales y díscolos con la presentación y posterior retirada de un documento en la Asamblea de Extremadura, arrogándose cargos en el grupo parlamentario de forma unilateral, sin encomendarse ni a la cúpula central ni al resto de sus compañeros, haya provocado un sinfín de reacciones sí pero con el resultado final de llevarse el protagonismo al agua de sus intereses, hasta el punto de que, curiosamente y por mor de reglamentos confeccionados conforme a conveniencias y seguranzas políticas, una vez que el pretendido nuevo presidente del grupo naranja Fernando Rodríguez, ha tomado posesión de su cargo, y a pesar de ser expulsado de Ciudadanos, sea parlamentario full time y con todos los derechos dentro de dicho grupo, con lo cual el nombrado portavoz David Salazar se haya quedado compuesto, sin mayoría – solo son tres, incluido él – y sin fuerzas y asimismo, asombrado ante tanto desmán.
La sombra de Polo es alargada y cual alacrán, su picadura ha envenenado a la formación naranja mediante una estrategia muy calculada, con presiones y contactos incluidos, para seguir dominando el grupo parlamentario, con lo que conlleva de asesores intocables, y si acaso con el partido a nivel regional a través de sus cuatro discípulos, cosa que está por ver ya que la reacción de la dirección nacional, ante tanto desmán y pérdida de imagen no se va a hacer esperar y puede ocurrir que los cuatro diputados díscolos sean expulsados y curiosamente sigan formando grupo y los tres diputados que quedan en Ciudadanos, entre ellos el actual portavoz, pasen a ser parlamentarios no adscritos, con todo lo que ello conlleva a la hora de ejercer su labor, tener carisma, influencia, responsabilidades y recibir las prestaciones correspondientes, siendo este caso, si se produce, toda una novedad en la Asamblea de Extremadura, que mantiene un reglamento que permite tales situaciones que a los ojos de la luz pública resultan cuanto menos delirantes.
Así las cosas, nos encontramos con un nuevo personaje en la política extremeña, atentos a él, Fernando Rodríguez Enrique, que seguramente va a dar mucho de sí y de qué hablar, que ha pasado de trabajar muy en la sombra como asesor del grupo naranja y persona de confianza de Cayetano Polo a liderar una auténtica revolución, si es que por fin se atribuye el cargo de presidente de grupo parlamentario, en una situación maquiavélica y enfrentada a las tesis nacionales de un partido a la deriva, que en Extremadura pasa por sus horas más bajas.
Imagen: De izda a dcha, Fernando Rodríguez y Cayetano Polo.
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