El mismo día que Cáceres recibe un premio
como ciudad accesible, gracias sobre todo a una Ordenanza sobre accesibilidad
hecha en la legislatura anterior por un gobierno progresista y unos colectivos
sociales, sin que la señora alcaldesa haya hecho alguna mención a ello cuando
proclama la importancia del galardón, oigo decir a la concejala popular
responsable de la cosa que las goteras del edificio dedicado a Asuntos Sociales
son del año 2009 y por tanto responsabilidad absoluta de los que la
precedieron. Tal parece que el deterioro de un tejado es algo estático, en su
entender, y que desde que llegó el PP al Ayuntamiento de Cáceres ningún
desorden, ni fallo ha ocurrido. Tampoco ha llovido, ya saben…
Si no fuera particularmente estrafalario,
sería para que se lo miraran: aquello de lo que obtienen algún tipo de
satisfacción o premio se lo apropian como suyo; lo que les produce algún
problema por obligarles a tomar decisiones, es de los otros. Todo, en una
«correcta» explicación ante los medios que repiten lo que les oyen
decir, sin más. No en vano se declaran meros notarios de lo que ocurre. De lo
que ocurre, no de lo que le cuentan.
Ya en la legislatura anterior el paro comenzó
a ser un problema importante, aquí y en España. Por aquel entonces en Cáceres
los responsables éramos Zapatero, Vara y yo misma en una simplicidad demagógica
que a muchos convenció pues llegado el momento de votar los eligieron, en
España, Extremadura y Cáceres. Debieran ahora los cacereños acordarse de las
promesas que les hizo el PP regional y local sobre el empleo que iban a crear
porque de esto casi nadie de los dirigentes ha vuelto a hablar de manera
fundamentada. La alcaldesa viaja mucho, prodigándose en cuantos actos entiende
le son interesantes y parece haber olvidado que cuando se gestiona hay que
hacer, además de decir.
En Extremadura, de la que forma parte nuestra
ciudad, las cifras sobre el desempleo, en este mes de marzo, no son buenas. Hay
602 nuevos parados y es la región que menos contratos de trabajo ha firmado,
con 1239 empleos destruidos, la cuarta cifra más mala de toda España y la peor,
aquí, de los últimos cuatro años.
La preocupación de los dirigentes debiera ir
en aumento. Hay 61.605 personas que no cobran ninguna prestación y en un año
hay 13.876 parados más (cerca de 35.000 parados más desde que gobierna Monago)
lo que convierte la realidad extremeña en una situación cada vez más
depauperada pues las políticas de empleo puestas en marcha por los populares no
parecen conseguir los objetivos propuestos.
Extremadura es una región rural, todos lo
sabemos. Hace no demasiado tiempo escuchamos decir a su presidente que la
agricultura era la solución para este pueblo, pues bien, fíjense ustedes, ha
subido el paro en este campo un 107% desde que Monago ostenta la máxima
autoridad.
Sin duda serán necesarias nuevas fórmulas,
distintas de las actuales, si se desea de verdad vencer un problema que
convierte a Extremadura en territorio sensible de parados. Habrá que exigir a
quien corresponda, regional y localmente, mayor voluntad y mejores
alternativas, una vez visto que lo hecho no ha dado resultado. Y eso, desde ya.
El resto solo son luminarias que terminan
apagándose.
