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1714 LA GUERRA QUE PERDIÓ EL RESTO DE ESPAÑA, LA MESTA Y SAN ISIDRO

OPINIÓN
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[Img #35920]Uno  podría preguntarse qué  tienen que ver entre sí estas cosas.  Es evidente que la historia, (frente a los
del complejo de Robinson, que creen que son únicos y que viven aislados del
mundo, y a los descerebrados, que sólo se miran
 su ombligo, cuando todo el mundo sabe que en
ese lugar sólo hay pelotillas, y que esa cicatriz no es el resultado de una
herida que les produjo su madre, sino es que es el resto de un cordón que los
unió a ella de donde surgieron y de la que se alimentaron,) está toda unida.

 

 Resulta curioso que ahora que un catalanismo
separatista utiliza la guerra de Sucesión con ánimo victimista,  se descubra, que quien realmente perdió  la famosa guerra, no fue Cataluña, sino el
resto de España. Para empezar, el circunscribir 
dicha guerra a sólo Cataluña, como casi pretenden,  ya muestra un reduccionismo, preocupante.
Durante un período, de mi vida, estuve viviendo en Albacete, y fui
repetidamente a la población de Almansa, una industriosa ciudad dominada por un
castillo roquero, que fue fundamental para el triunfo de Felipe V, ya que la batalla
de Almansa constituyó el cambio de tendencia de la guerra, con el triunfo del
duque de Berwich. En modo alguno, sus habitantes, han considerado que esto
fuera un agravio contra la población, sino que la recuerdan como parte de su
historia, realizando una llamativa recreación, con un simulacro de batalla,
digno de verse, por la riqueza y el colorido de sus trajes y las evoluciones de
sus tropas a caballo. En realidad la toma de Barcelona, por los borbónicos,
nada tiene que ver con los catalanistas, las soflamas del Consejo de Ciento,
del famoso Casanovas “
Se confía que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la
libertad, acudan a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su
sangre y su vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de
toda España”
. o del mismo
defensor de la ciudad Antonio Villarroel, sólo tienen referencias explícitas a
la defensa de España y al valor que deben mostrar los españoles. El
posicionamiento de parte de los nobles y oligarcas hacia una u otra parte, tiene
que ver con los intereses de unos y otros y una mal asumida y desagradable
experiencia con la centralista y chovinista Francia, y como siempre, una poco
citada y no poco importante  lucha
ideológica, en la Universidad de Barcelona, entre los que se temían que las
nuevas ideas trajeran una “modernización” frente al medievalismo que todavía
imperaba. ( Siempre lo mismo, el inmovilismo frente a la modernización).

 

Los
intereses comerciales estaban, en que los países que se habían aliado contra
los Borbones, constituían un mercado más amplio que el Francés y Borbónico,
además de al ser muchos más, no creían que ganarían los borbones y apuntarse a
caballo ganador siempre es bueno. A esto se añadía, el que todavía estaba en el
ánimo de nobles y pueblo, el “protectorado francés“ que “habían sufrido”, en
fechas no muy lejanas, con el acaparamiento de los puestos principales en la
Administración por parte de personajes franceses, el centralismo, con la
desaparición o ninguneo de sus leyes propias, y el acaparamiento del mercado
catalán por las mercancías francesas.

 

La
revolución contra el rey español, en 1640, originó la revuelta de los
“Segadores” una auténtica revolución social 
contra los privilegios de la nobleza y los burgueses, que originó tras
proclamarse la República Catalana por Pau Clarís una represión brutal contra la
empobrecida población. Felipe IV intenta recuperar Cataluña, pero proclaman al
rey de Francia, conde de Barcelona y se ponen bajo la protección de Luis XIII y
luego seguiría Luis XIV.  Los franceses
enviaron un virrey, que gobernara, y coparon la Administración convirtiendo a Cataluña
en un mercado para los intereses franceses, que invadieron con enormes
cantidades de telas, su mercado  e
incrementaron los impuestos. A esto se añadía que debían de alimentar a las
tropas de ocupación. La guerra civil era de esperar y pidieron ayuda al español
 Felipe IV, para que los expulsara. Con
la ayuda de la empobrecida burguesía catalana, las tropas españolas entraron en
Barcelona en 1652. Fue tal la diferencia entre unos y otros, que Carlos II el
“Hechizado”  aquel rey con tremendas  deficiencias mentales, que sucedió a Felipe
IV,es considerado por ellos “el mejor rey que ha tenido España”. Ante esta
todavía reciente mala experiencia, lógico es, que algunos burgueses temieran un
centralismo y una modernización, que les hiciera  perder sus privilegios. Y evidentemente algo
de esto ocurrió, pero el beneficiado fue el pueblo catalán que tras la cierta,
no toda, normalización de las leyes hizo que la burguesía perdiera privilegios,
pero la hizo mucho más rica, a costa del resto de España. Cataluña paso de
350.000 habitantes en 1708 a 820.000, en1789.

¿Y
qué tiene que ver esto con la decadencia y el empobrecimiento de regiones como
Extremadura,  Castilla, o Galicia? Mucho,
las medidas proteccionistas para la industria catalana, la apertura de los
puertos de América, la importancia dada al algodón, hizo que las lanas dejaran
de poderse exportar, ya que en cierta manera con estas medidas se cerraron las
fronteras, la ganadería lanar sufrió un tremendo varapalo, y con ella, las
fábricas de tejidos e incluso de seda de Valencia o de Galicia, que algunos
hacían llegar sus orígenes hasta los mismos visigodos, manteniendo hasta
entonces, unos niveles poblaciones mucho más elevados que Cataluña. El
resultado fue algo que no había conseguido ni tan siquiera el mismísimo S.
Isidro, la práctica desaparición de la  potentísima
Mesta.

 

La
lucha entre agricultores y ganaderos ha sido documentada desde los comienzos de
la humanidad, y el mito de los bíblicos, Caín, agricultor y Abel, pastor,  muestra la lucha de unos y otros, y como era
de esperar, el “buenísimo” era Abel, no en vano los israelitas  eran pastores nómadas y los conflictos con
los agricultores debían de ser habituales.

 

La
poderosa Mesta con sus ganados  transhumantes, tenía muchísimos privilegios, todavía
en algún documento, se hace, en el s.XVIII,  un llamamiento a los que posean “animales
mesteños”, o sea los caballos u otros que estaban libres y que eran cogidos por
cualquiera, y tras domesticarlos se los quedaban, ( en EUU, los indios cogían a
los animales salvajes descendientes de los traídos por los españoles, y les
llamaban  Mustang, una corrupción de la
palabra mesteño) para que paguen un impuesto a la Mesta, cosa que no es
prácticamente cumplida por nadie. Ante este poderío, los agricultores, ante la
desidia de la Administración, sólo tienen una salida, la protección del cielo.
Así cogen como patrón a S. Isidro, aquel madrileño, del S. XI-XII, que tuvo que
sufrir las invasiones almorávides y que se dedicó, como aparcero, a la
agricultura, ni tan siquiera era el campo suyo, para que les proteja de los
abusos de los ganaderos. No sé si el bueno de San Isidro les echaría una mano a
los de su gremio, imagino que sí, sabiendo lo que costaba que lo plantado
llegue a buen término, y luego llegue una oveja y se lo coma, pero quien sí
consiguió hundir a la Mesta, fue Felipe V, con el proteccionismo catalán, del
algodón y la dificultad de exportar la lana.

 

vez
más, parece que Castilla, Extremadura y todos aquellos, que defendieron y
dieron su vida y a los que saquearon sus haciendas para mantener una guerra de
intereses dinásticos, no sólo no sacaron beneficio de ello, sino que incluso
fueron los convidados de piedra viendo como otros se enriquecían a su costa.
Parece repetirse la parábola del hijo pródigo, que tras malgastar la hacienda
paterna, vuelve a casa y es agasajado con un banquete cuando al hijo mayor, que
no dejaba de trabajar para la mejora de lo que se tenía, no se le da nada; “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y
nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos”.

 

Y en esto estamos. Espero que esta
vez, no suceda lo mismo.

 

 

 

 

 

 


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