Nunca antes había sucedido en Extremadura que se atacase al poder político y al religioso de la forma que se ha producido este fin de semana, cuestionando la honorabilidad y buen gobierno del presidente José Antonio Monago y del Arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Santiago García Aracil. Parece como si se hubiese estado esperando el momento para echarles el lazo al cuello y tratar de cortarles la cabeza. Sin embargo, en el caso del primero hay mucho que aclarar, pero en cuanto a Monseñor está todo claro: la trampa ha sido trazada desde un medio de comunicación digital, que dirige José Manuel Vidal, que parece tener alguna cuita pendiente con Don Santiago. Se ha comprobado, he comprobado, que es mentira que medio centenar de sacerdotes de la región hubiesen escrito una carta al Nuncio Apostólico de Su Santidad en España quejándose del “derroche” de Monseñor García Aracil. Ha sido sólo uno.
Y todo ha llegado en un momento inmensamente feliz para la Iglesia extremeña, por la toma de posesión el sábado día 15 en la Catedral de Badajoz y a las 11.30 horas de Monseñor Celso Morga como Arzobispo Coadjutor de Extremadura; por la tarde, a las 20.00 horas, se hará una presentación en la Concatedral de Santa María La Mayor de Mérida.
Me consta que tanto el escándalo político como el religioso tenían muy preocupado a Monseñor Celso Morga, protagonista indiscutible para decenas de miles de fieles que esperan conocerlo en persona y saber cómo es ese Buen Pastor que trae las manos llenas para trabajar en una región que atraviesa graves problemas coyunturales y estructurales. No obstante, si mi opinión vale de algo, le pediría a Monseñor Celso Morga que respire tranquilo, que en Extremadura siempre que llueve escampa, y le reitero mi petición de perdón a Monseñor Santiago García Aracil por haberme portado con él como un mal hijo, yo que presumo de decir que soy honrado, cristiano y católico universal.
San Josemaría es el bálsamo que necesitamos en estos momentos, por su claridad de ideas y por la profundidad de sus palabras:
“Nada de esto ocurre, cuando el alma vive esa realidad sobrenatural de su filiación divina. Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros? Que estén tristes lo que se empeñan en no reconocerse hijos de Dios, vengo repitiendo desde siempre.
Para terminar, descubrimos en la liturgia de hoy dos peticiones que han de salir como saetas, de nuestra boca y de nuestro corazón: concédenos, Señor Todopoderoso, que realizando siempre los divinos misterios merezcamos acercarnos a los dones celestiales. Y te rogamos Señor que nos concedas servirte constantemente según tu voluntad. Servir, servir, hijos míos, es lo nuestro; ser criados para todos, para que en nuestros días el pueblo fiel aumente en mérito y número.
Mirad a María. Jamás criatura alguna se ha entregado con más humildad a los designios de Dios. La humildad de la esclava del Señor es motivo de que la invoquemos como causa de nuestra alegría”.
Sirvamos y estemos alegres, pues, porque no queda nada para recibir a un gran hombre, como gran hombre es Monseñor Santiago García Aracil, con quien Don Celso Morga colaborará en plena comunión, según nos ha contado. Pero nada mejor que dejar que pase el fin de semana y las celebraciones y enfundarse el mono de trabajo, porque la labor que desarrolla, y bien, la Iglesia en Extremadura es mucha.
No dejemos que venga un periodicucho digital a aguar lo que debe ser servicio y alegría. Y que aprendan, aprendamos, la lección todos aquellos que teníamos a Religión Digital como un medio de referencia. Con solo apreciar la inquina que le tiene Vidal al Cardenal Antonio María Rouco Varela sobran las palabras-
