pantano oliva de la frontera
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Unidas Podemos en su sectario caminar propugna el abandono de la política de construcción de pantanos, por considerar que la misma tiene una connotación franquista ¡Qué cosas hay que escuchar y ver ¡

Antes de internarse por la senda del populismo y la demagogia barata como hace Podemos hay que preguntarse las razones por la que en España existe un elevado número de embalses, concepto mejor ajustado que el de pantano, que se han ido construyendo a lo largo del tiempo. Como ejemplo Proserpina y Cornalvo en Extremadura datan del tiempo de los romanos.  En el caso de nuestra región extremeña existe otra serie de presas muy antiguas: Esparragalejo, Vegas de Santa María, Hinojal, Araya, el Peral y Zalamea de la Serena entre otras.

Los primeros esbozos de lo que podría considerarse algo parecido a la planificación de los usos del agua en España podrían datarse a mediados del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, cuando el marqués de la Ensenada en el año 1751 redacta su Representación dirigida al rey Fernando VI.

En 1753 se diseña por Antonio de Ulloa un Proyecto General de Canales de Navegación y Riego para Castilla y León.

Transcurre el año de 1.902. Por Real Decreto de 25 de abril, ocupando la regencia la reina María Cristina, madre del rey Alfonso XIII, siendo ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas el periodista Rafael Gasset y presidente del Gobierno José Canalejas, se promulga el Plan General de Canales de Riego y Pantanos (Plan Gasset), el cual está basado en las ideas del regeneracionista Joaquín Costa.

En aquellos momentos el agua empieza a ser considerada como un elemento indispensable para el desarrollo y, como consecuencia, surge la necesidad de regularla, acumulándola en embalses que permitan tenerla disponible en todo momento. Hay que actuar así debido a lo irregulares que son las lluvias en una gran parte de España, la denominada España Seca, y también su distribución en el tiempo y en el espacio, consecuencia de los climas de tipo árido, semiárido o seco-subhúmedo que predominan en nuestro territorio.

El Plan Gasset se compone de una relación pormenorizada de 205 obras hidráulicas de embalse con sus posibles zonas regables asociadas, que se extienden a lo largo y ancho de nuestra nación.

El Plan Gasset experimenta sucesivas revisiones en los años 1906,1909,1916 y 1922. También en 1911 se promulga la Ley de Grandes Regadíos. Pero no es hasta el año 1933, en plena II República, cuando Manuel Lorenzo Pardo (1881-1963), insigne ingeniero de Caminos, apoyado por Indalecio Prieto, a la sazón ministro de Obras Públicas, redacta el Plan Nacional de Obras Hidráulicas.

La razón de la imperiosa necesidad de construir embalses en España es de tipo climático. La irregular distribución de las precipitaciones hace necesaria e imprescindible la construcción de embalses con el fin de acumular agua en la época de lluvias para poder utilizarla en los diferentes usos en los períodos secos. Debido al clima, desde la época romana se han planificado y construido embalses en España en toda época y bajo diferentes signos políticos. Con Franco también se construyeron. Y muchos.

La dictadura franquista entre 1939 y 1978 aprovecha en gran parte la planificación de 1902 y 1933 para construir una importante cantidad de embalses (615) de mayor o menor capacidad, con el objetivo de asegurar el abastecimiento de agua de las poblaciones, e incrementar las superficies de riego para asegurar el abastecimiento alimentario del país. Entre 1939 y 1975, se transformaron y colonizaron casi 700.000 hectáreas por medio de las Confederaciones Hidrográficas, el Instituto Nacional de Colonización y el IRYDA, necesarias para asegurar la alimentación de los españoles y evitar las hambrunas que se padecieron en tiempos atrás. España salía de la devastación de la guerra civil y esa política era imprescindible. Tenía otro objetivo: colocar como colonos a braceros y yunteros que se encontraban en paro de modo casi permanente.

Gracias al incremento de regulación de agua a que dieron lugar los embalses llevados a cabo en la dictadura franquista, junto a los importantes embalses construidos por las administraciones democráticas posteriores (264) (entre otros la presa de La Serena con capacidad de 3.200 Hm3, el mayor embalse de España) se ha pasado de una regulación de la aportación de lluvia que en régimen natural sería del 9 % al 40 – 50 % que nos proporciona la importante red de embalses construidos en España en todas las épocas y que aseguran los usos actuales. Gracias a ella, comemos y bebemos los españoles y los turistas que nos visitan.

Concluimos que las presas y embalses no son franquistas ni tienen signo político. En todo caso, los que se construyeron durante el franquismo fueron fruto de la labor de funcionarios, ingenieros, técnicos, trabajadores y empresas constructoras de la época. Constituyeron una magnífica realización no de Franco, que hizo lo que le aconsejaron los expertos, sino del pueblo español, que con su trabajo logró recuperar España y convertirla en la octava potencia económica del mundo.

Y por los probables efectos del cambio climático será necesario seguir construyendo embalses, para defendernos de las lluvias torrenciales laminando sus avenidas, para acumular agua en los períodos lluviosos y utilizarla en los tiempos de sequía y para asegurar los caudales ecológicos precisos para alcanzar el buen estado de las masas de agua que propugna la Directiva Marco del Agua. Lógicamente será un menor número de ellos porque la regulación importante ya está hecha. La llevó a cabo el pueblo español en diferentes períodos de la historia de España.

Mi deseo de unas felices vacaciones a todos mis lectores con mi gratitud por el tiempo que dedican al blog. A primeros de septiembre, volveremos si Dios quiere y hablaremos del gobierno. Y de otros temas.


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