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LA AUTENTICIDAD DEL CAMBIO

OPINIÓN
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  Peinaba ya muchas canas Rufina Casas Gutiérrez, a la que todo el mundo conocía por Ti Rufina “La Galga”, cuando escuché atentamente sus lamentos.  Había ido a comprar al modesto comercio que mis padres tenían en la plaza del lugar.  Hablaba con mi madre: “En la vida no ha teníu una na,más que dehcaliéntuh.  Loh de arriba s,han mamau de siempri lah güénha pringáh y lah güenah tohtáh untáh con aceiti.  A loh d,abaju moh prometían que si éhtu que si lo de máh allá, peru al cabu la pohtri moh dejaban a doh vélah.  A éllu se leh habrá olvidau lah promésah, peru a mí no”.  Ti Rufina había nacido el día en que comenzaba el cónclave para elegir al nuevo Pontífice, tras el fallecimiento del papa León XIII.  Era viernes y el calendario marcaba el 31 de julio de 1903.

 

     Hija era Ti Rufina de Ti Paulino Casas Montero y de Ti Antonia Gutiérrez Sánchez.  Se había casado con un hombre de escasa estatura, muy poca cosa, pero de vivo ingenio y agudeza.  Se llamaba Florencio García Gómez, le decían Ti Confiti y era oriundo del pueblo de Palomero.  Pasó de sacristán a contrabandista de café y era todo un archivo de pintorescas historias.  De pequeño, recuerdo que mi madre me mandaba alguna que otra noche a la casa del matrimonio.  Llamaba, me abrían la puerta y yo les decía: “vengu de parti de mi madri a pol el recau”.  Y ella, Ti Rufina, me cogía el cenacho que llevaba, se metía para el interior de la vivienda y, luego, me lo devolvía.  No sabía lo que venía dentro, porque el “recau” venía envuelto en papel de periódico.  Una de esas noches, en vez de ir derecho a mi casa, me dio por rodear por el “lejíu” (ejido comunal).  Luego, me metí por la calle del “Rejón”.  Iba tan tranquilo cuando unos zagalones mayores que yo comenzaron a meterse conmigo.  Eché a correr y, al poco, tropecé y caí sobre el enrollado de la calle.  El cenacho salió despedido, se rompió el envoltorio y, entonces, descubrí que lo que había dentro eran dos paquetes cilíndricos de café “Camelo”, o “El Camellu”, como lo nombraban los vecinos.

 

     Rufina Casas, nieta paterna de Ti Manuel Casas Hernández y de Ti Ana Montero Caletrío, participaba en el negocio del contrabando de café con su marido.  Habían cruzado la cercana frontera portuguesa, “La Raya”, un montón de veces.  Siempre de noche y en el mayor de los secretos.  Aquel oscuro y lloviznoso día de invierno Rufina se despachaba a gusto en la tienda de mis padres: “Así ehtá una, que ni puedu ya con loh güésuh.  Eh c,han síu múchah lah sóbah pol ésah málah tróchah, únah vécih con agüeríuh, con yéluh y hahta con nievi.  ¡Menúah nocharráh!  Y tó pa ganal cuatru joíah pérrah, que de próbih no hémuh salíu.  Lah ganánciah se lah llevaban ótruh, y nusótruh loh suórih.  La genti baja a tóah hórah atáh al marru. ¡Cuándu quedrá Dióh que la tortilla se güelva y cambien lah tórnah de una vé pa siempri!

 

     Mucho se quejaba la paisana. Lamentaciones que también oí constantemente a otros como ella y que he seguido escuchando en el transcurrir de los años.  La gente de abajo aguardando el cambio mil veces prometido y nunca llevado a cabo.  Ahora, cuando estamos en vísperas de unas elecciones que muchos consideran todo un revulsivo contra la vieja política, se ha vuelto a hablar de cambio.  Más que nunca.  Pero ojo con el gatopardismo, que tiene todos sus sentidos en guardia y, con las espaldas cubiertas por quienes son los dueños de vidas y haciendas, hablan de cambio para que no cambie nada o mínimamente.  Todo lo que no sea socializar políticamente las elecciones no ofrece seguridades de cambio.  Esta socialización debe llevar implícita la implacable destrucción del bipartidismo y la partitocracia, así como la degración que el PP ha hecho de la política.  Y precisa, igualmente, de la erradicación de unos instrumentos participativos que están ya obsoletos y no sirven para nada.  He ahí -valga el ejemplo- la denuncia que IU y la  “Marea Granate” han hecho sobre las trabas administrativas que lleva implícitas el procedimiento para votar desde el extranjero y que está plasmado en la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), aprobado en enero de 2011 por el PP, CiU y el PSOE.  Se calcula que 700.000 sufragios potenciales venidos desde fuera del país podrían ir a las filas de Podemos e IU.  Con las zancadillas de tal procedimiento, muchos españoles cabreados e indignados que andan mendigando el pan por Europa podrían no emitir sus votos.

 

     Se hace preciso democratizar la democracia para que llegue el cambio de verdad, como tanto deseaba Ti Rufina y han deseado toda la vida los que se encuentran en los estratos más bajos de la sociedad, que con los palos recibidos por el bipartidismo abarcan a toda la clase media y a toda la clase baja.  Es necesario alcanzar una auténtica cohesión social y acabar radicalmente con la especulación y el mercantilismo, con la desigualdad y la exclusión social.  El auténtico cambio debe ir de la mano de una economía participativa, social y verde y ha de tener muy en cuenta la iniciativa popular y la movilización de la sociedad.  Debe hacerse realidad aquello de “la imaginación, al poder”, que clamaban los revolucionarios de Mayo del 68.  Y decimos LA IMAGINACIÓN (con mayúsculas, y no las ocurrencias o las “monagadas”).  Hay que escuchar al filósofo y psicólogo John Dewey: “Una democracia es más que una forma de gobierno; es principalmente un modo de vida asociada, de experiencia conjunta comunicada”.

 

     Un cambio real también exige que se cercenen democráticamente las manos de aquellos que no creen en la democracia y se dedican a manipular los votos por correo, temiendo que sus candidaturas no obtengan la victoria y sean arrojados de los sillones que han calentado con sus posaderas durante largo tiempo.  Fraudes electorales tales se han denunciado estos días en Mérida y en otras localidades menores de Extremadura, perpetrados por concejales y militantes del PP.  La autenticidad del cambio demanda del mismo modo la escrupulosa administración de las arcas públicas, saqueadas alegremente por algunos ediles, como el que tiene la vara de mando en el pueblo pacense de Calzadilla de los Barros, Antonio Galván Porras, del Partido Popular, que, además, es senador.  Este señor se ha gastado, así por las buenas, la cantidad de, 1,4 millones de euros en una plaza de toros en su localidad, con una capacidad para 1500 espectadores, duplicando casi el número de habitantes de la misma.  El dinero invertido equivale a los ingresos municipales durante año y medio.

 

     Afirmaba el siempre bien recordado José Luis Sampedro que “conseguir un pensamiento libre en la sociedad actual es difícil porque la democracia está pervertida y secuestrada”.  Buen ejemplo de ello es oír a cierta gente, incluso con titulación universitaria, que “dudan entre votar a Ciudadanos o Podemos”.  La propia perversión de la democracia genera degeneradas dudas, metiendo en un revoltijo y homogeneizando siglas, cuando, si se molestasen en rascar los lomos de esas formaciones políticas, verían que Ciudadanos es una derecha de escaparate, deslumbrante y encarnada en hermosos maniquíes.  Y Podemos, por el contrario, recoge las pretensiones de los “sans-culottes” del siglo XXI y, a través de la asamblea y la autogestión, busca la ruptura y la puesta en pie de un proceso constituyente que lleve a la dignificación de las empobrecidas clases medias y de las miserabilizadas clases bajas.

 

     Quería Ti Rufina “La Galga”, la nieta materna de Ti Atanasio Gutiérrez Domínguez y de Ti Basilia Sánchez Gutiérrez, que no solo los de arriba se mamaran “lah güénah pringáh y lah güénah tohtás untáh con aceiti”.  Pero ella se sumergió en el “horror vacui” de una parada cardiorrespiratoria en la efeméride de San Macedonio y Santa Teuseta, corriendo el mes de marzo de 1988, y no pudo ver el fidedigno y legítimo cambio.  Otros deseamos verlo en brevísimos días y conocer su culminación en el otoño del presente año.  Mientras tanto, escucharemos al dúo “Bosk” y “Marka”, que han compuesto la canción “Rap vs Monago”, donde se pone en solfa la gestión del “sheriff” extremeño, denunciando sus viajes a Canarias a costa de los dineros de todos, la subida de su nómina, el calvario de los “belloteros” y “mangurrinos” de a pie y se le tilda de “cínico” y “caradura”.  Invitamos a esas que andan por el monte solas y deslizan sus estilizadas siluetas entre el mundo “fandom” y tienen como libro de cabecera la “Frikipedia” a que también escuchen al dúo.  ¡Todo sea por la autenticidad del Cambio!

     


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