Los voluntarios de Cruz Roja están estudiando la situación personal de cada uno de ellos para facilitarles los recursos que mejor se adapten a sus necesidades, proporcionándoles las herramientas adecuadas para que se puedan desplazar hasta los lugares en los que viven sus familiares.
“Hemos empezado a trabajar individualmente para valorar sus situaciones personales, sus procedencias, sus estatutos, cuáles son sus necesidades y viendo cuál es la mejor salida que pueden tener, bien sea la derivación a recursos asistenciales o bien facilitándoles la llegada a lugares donde tienen una red de apoyos a través de familiares, amigos o conocidos”, ha apuntado el director de Socorros y Emergencias de Cruz Roja Extremadura, Víctor Domínguez.
COOPERACIÓN
La colaboración entre voluntarios y personas migrantes es plena en el CAED, ambos comparten labores como las que tienen que ver con la limpieza y la atención de las propias instalaciones.
Además, se han establecido también las primeras redes de cooperación entre los ciudadanos migrantes, quienes se ayudan para facilitar la comunicación en diferentes idiomas y ayudan en tareas como el cuidado de los menores.
En el CAED trabajan también voluntarios del Equipo de Sensibilización e Información en Emergencias (ESIE) de Cruz Roja Juventud, quienes ofrecen espacios de ocio con juegos deportivos o talleres de pintura para la espera sea más llevadera.
“Lo que más nos ha impactado ha sido la cara de felicidad de todos ellos cuando les hemos dado unos balones”, ha señalado Alfredo Blanco, voluntario de ESIE de Cruz Roja Juventud, una percepción que comparte su compañera Gloria Álvarez, quien ha destacado también la gratitud de las personas migrantes.
Junto a ellos trabajan otros equipos de voluntarios organizados en turnos de mañana, tarde y noche para atender las necesidades de los 120 ciudadanos migrantes procedentes de diversos países africanos alojados en Mérida.
